Después de dos años de grandes desafíos y aprendizajes, hemos finalizado un primer ciclo de acompañamiento y asesoría para la empresa DNG Ingeniería y Construcción. Durante este tiempo, trabajamos en la profesionalización de la Gerencia de Gestión de Personas, en la definición de los principales conceptos culturales, en la implementación de procesos claves del área, en la conformación del equipo, en la construcción del Perfil del Líder DNG y en la formación en Liderazgo de la primera línea.
Este proceso ha sido clave para que DNG, empresa familiar con 20 años en el mercado, de un pase más en cuanto a su crecimiento, profesionalización y proyección futura.
Pudimos observar el impacto que tiene en una organización cuando se pone a la personas al centro, así como la disposición, la voluntad y las ganas de quienes lideran para atreverse a salir de la zona de confort a pesar de la incertidumbre y las resistencias naturales que aparecen.
Cada vez es más desafiante acompañar a Colaboradores y Equipos en sus procesos de transformación y desarrollo. En este mundo que muchas veces se percibe como volátil, quebradizo, ansioso, no lineal, incomprensible e incierto, se vuelve clave aprender a conectarse y conversar desde un lugar interno más profundo y auténtico, que genere espacio para que surjan nuevas creencias, nuevos paradigmas, nuevos sentires y nuevas maneras de ser y hacer para resolver problemas y situaciones inéditas y desconocidas y, que nos exigen dejar atrás la manera habitual y conocida de abordarlas.
Estamos apoyando a la Constructora RVC en este proceso, a través de un Programa de Acompañamiento para el Liderazgo con foco en potenciar el liderazgo personal, el liderazgo de otros y el liderazgo del negocio, desde un enfoque diferente e integral, con Jefaturas que se encuentran en proceso de asumir nuevos retos y responsabilidades.
Le agradecemos infinitamente a Gabriela Brito, Jefe de Capital Humano de RVC por confiar en nuestro trabajo y aporte.
Coautores de este artículo: Salua Buale y Juan Vera.
Salua Buale y Juan Vera conversan en el Círculo de Lectura que él dirige. Toda conversación es un encuentro donde convergen distintos relatos que forman parte de una gran historia. Esta surge de la lectura de la “Teoría U. Liderar desde el futuro a medida que emerge” de Otto Scharmer. Un Yo y un Tú tejen el relato ¿Dónde empieza? ¿Dónde termina? ¿Más personas participan desde el silencio? Son quienes desde allí se abren a conocer lo nuevo y reconocen que cuando la chispa salta se ilumina un espacio, un fulgor suficiente para que aparezca eso que Martin Buber llama “la gran voluntad”.
En la conversación Buale y Vera plantean que no parece que el futuro convoque a la individualidad. Hablan de una categoría sin espacio para tener un rol central en la madeja sistémica de un universo interconectado. Sostienen que el liderazgo, como lo hemos concebido, pone al líder en el centro. Es alguien que tiene una Visión que necesita comunicar para ser seguido. La Visión es una lectura individual: el sueño de alguien o de un grupo interpretado por una persona. Puede ser un delirio o el bello anhelo de un espíritu noble, pero al cabo es siempre producto de la individualidad, aun cuando pretenda dar respuesta a un requerimiento colectivo.
¿Podemos pensar en una conexión? ¿Cómo sería? Buale y Vera se aventuran a responder que significaría escuchar al unísono la melodía del mundo, las palabras pronunciadas y las no pronunciadas. Hablan de quedarse con otros en la nada, sin historias que diferencien, sin experiencias previas: sólo con el potencial de una percepción infinita y un escuchar desde una total ausencia en la que, sin embargo, no falta nada. Imaginan un ser desde la conformidad de no estar repletos más que de esa gran voluntad de conocer. Otto Scharmer diría que desde ahí podemos mirar hacia arriba y hacia adelante, donde el futuro sitúe sus señales en el presente para quienes ofrezcan su presencia.
Buale y Vera entienden que desde ahí se comienza a subir la U mencionada en la Teoría de Scharmer. Se elige y se construye la potencialidad aparecida para convertirla en acto. Estoabre un espacio de reflexión y una nueva mirada respecto al concepto de ser humano y de liderazgo. De eso conversan.
Apertura y profundidad
Cuando comienza a subir la U lo primero de lo que nos damos cuenta es que cuando somos capaces de escuchar con la mente abierta, con el corazón abierto y con la voluntad abierta, como plantea Otto Scharmer, lo hacemos desde un lugar más profundo a partir del cual podemos iniciar un proceso de transformación personal y expansiva que contagia. A medida que avanzamos, conectamos primero con nosotros, lo que nos lleva a desarrollar la conciencia del yo, y luego podemos expandir la conciencia de los otros, del entorno y del Todo. Cuando se vive desde este lugar interno más auténtico y esencial, a partir del cual nacen todas las posibilidades, aparece la magia y con ella una energía que atrae, invita, incluye e integra.
Si otro ser humano hace lo mismo estará creando desde la misma fuente interna. Por lo tanto, encontraremos un punto de unión a partir del cual co-crearemos en sincronía más que simplemente diseñar acciones desde los modelos que conocemos hasta ahora. Si cada ser humano hiciera esto se formaría una estructura de campo social interconectada desde un profundo nivel de conciencia personal, del otro, del entorno y del Todo que transformaría el concepto de ser humano y con él la idea de liderazgo y sus formas de manifestarse.
Si todo lo anterior fuera así una nueva humanidad habitará la Tierra y en otra conversación del Círculo de Lectura, otra Salua Buale y otro Juan Vera describirían:
Un ser humano como guardián de sí mismo, de los otros y de la humanidad.
Un ser humano creador de mundos y de nuevas realidades. Alguien en comunión y en horizontalidad con su propia especie y con otro nivel de conciencia.
Un ser humano labrador de un campo fértil en constante regeneración y un creador de vida y de posibilidades desde su propia esencia.
Un ser humano capaz de conectarse y desplegar no sólo su inteligencia racional, emocional y de acción sino también su capacidad espiritual y energética. Esas no se necesitan desarrollar porque ya las trae en su más profundo interior.
Un ser humano grandioso en su humildad, sin jerarquías ni posiciones sino en interconexión con otros líderes para la humanidad.
En este escenario comenzarán a quedar obsoletas la mayoría de las definiciones de liderazgo que conocemos hasta ahora. Todos seremos potenciales líderes porque al lograr este nivel de conciencia y cercanía seremos capaces de la colaboración plena con otros desde el entendimiento, la vinculación, la escucha y el respeto. Será desde la habilidad de articular que irá renovándose en sucesivas muertes y renacimientos de manera permanente en un ciclo que se nutra y enriquezca de sí mismo.
Una nueva realidad emerge
Si llevamos las anteriores proyecciones al mundo de las organizaciones nos enfrentamos al desafío de pararnos frente al lienzo en blanco de Otto Scharmer y crear desde ese lugar interno nuevos pensamientos, emociones y acciones pasando por un proceso de regeneración, de dejar ir lo conocido y las formas actuales de hacer las cosas junto con los paradigmas imperantes. Será vivir con una predisposición a dejar venir aquello que quiere emerger con un nuevo propósito que nos permitirá imaginar otras maneras de ser, relacionarnos, construir comunidad, hacer empresa, sostener una cultura organizacional, vincularnos con los clientes, definir procesos y crear marketing.
Somos conscientes de que el impacto de esta nueva forma del ser humano es más amplia, compleja y profunda de lo que aquí expresamos porque tocaría inevitablemente a toda la especie y en todas las dimensiones de su vida y existencia. Sentimos al hablarlo una gran esperanza ¿Cómo no intentarlo? ¿Cómo no soñar con ello? ¿Cómo no expresarlo en palabras que lleguen a otros quienes lo puedan seguir contando?
Diálogo para crecer
Salua Buale y Juan Vera conversan. Están sentados en una plaza imaginaria de una comuna cercana al paraíso, una quimera que finalmente no significa más que la profunda intención de regresar a la casa interior, ya barridas las miserias y enterrados los egos en el jardín posterior para que crezcan narcisos poeticus de una sola flor amarilla. Buscan regresar al tibio encuentro comunitario para encender el brasero de las esencias y los aromas y considerar que esta especie llamada humana merece un mejor destino.
Reconocieron al principio de este artículo que la Visión, como la hemos conocido, puede ser un delirio o el bello anhelo de un espíritu noble, pero al cabo el producto de la individualidad aunque pretenda dar respuesta a un deseo colectivo. Consideran por ello que el liderazgo que requerimos cambia el orden de los términos para llegar a ser la construcción colectiva de un horizonte común que pueda dar respuesta a anhelos de individuos que pertenecen a un presente y a un futuro de todos.